5 nov 2014

Un tal 5 de noviembre

Un día pude yo pensarte, me pregunto si desde ese entonces, estabas ya ahí, esperando, decidido, a punto de querer entrar en mi vida, con la vida que tu tienes. Aún por aquel entonces ni siquiera sabía cómo serías, ni tu, ni tu experiencia. Lo mejor era esperar, encontrar el momento en que la decisión de que vinieras, fuera real y beneficiosa… y ahí decidiste entrar en acción. Nos descubres una vida plena, de mimos, de sonrisas, de amor incondicional, de subjetivismo en extremo y decisiones importantes.
Ahora que puedo mirarte a los ojos, esos ojos tan grandes que parecen haber encontrado la luna, me entra tal emoción, es tan inmensa la felicidad que reciben mis retinas que me entristece que no la hayas conocido, que no pudiera ni siquiera tenerte en foto… que no puedas escuchar su sonrisa como nosotros sí escuchamos la tuya y que no puedas perderte en el mar de sus ojos. 

Ni siquiera sé si ella puede verte a través de los míos… porque ella era eso… ella! Lo que sí puedo hacer es tratar de cuidarte como ella hizo conmigo, quererte de la misma manera, y demostrarte todo lo que me enseñó. Para que aunque sea a través de mis actos, puedas saber quién era ella.

FELICIDADES, Abuela! xD

21 ago 2014

Ella y él

Ella estaba mirando la lluvia a traves de la ventana, habia tenido un día pésimo. Se dio la vuelta y observó el desorden de su habitación. Pensó en lo que diría su madre de verla por un agujero. Tenía que poner una lavadora pronto... Volvió despacio la mirada a la ventana oscura y entonces centró su atención en una gota solitaria; se percató de que su mundo se veia reflejado en el espejo boca abajo de esa pequeña gota y cuando quiso darse cuenta había estado mirando cómo descendía solitaria entre cortada pero irremediablemente decidida en la bajada, dejando unos pequeños regueros de la inerte agua hasta juntarse con la otra gota existente en la ventana. Como la propia vida; uno va caminando sin darse cuenta de la huella a veces imborrable que deja sobre el camino, pausándonos a ratos, pero decididos a un final. Entonces la puerta de su habitación se abrió, sonrió entrecortada. Era él