y te crees que sigo aquí con los brazos cruzados, sosteniendo la sonrisa que tu mismo corregiste hace tiempo, y sigues pensando que no hay ya recuerdos de tu huida desesperada sin cena, que aquí me congelé para mimetizar tus actos en cuanto llenaras la habitación de vaho y así despreocuparte de tener que sentir. Te enteras de que toca cenar y ya has olvidado mis brazos, que llega la hora y mi risa no aparece tras la puerta a la hora que dije, ¿dónde está esa estatua que me escuchaba?
Ya no es momento de despedidas, el tiempo dejó roto el silencio de aquella petición desesperada por que te quedaras esa noche... el susurro que aun te sigue por las aceras tendrá que vérselas contigo a solas, por que ya no es momento de despedidas.
Perpetré mi vida en esas lágrimas que pedían socorro y dejaste caer, el adiós de nuestras manos se dirigían firmes, asegurando un decidido y concreto final. Conseguí dejar mis brazos, mis sonrisas y mis actos en aquella fría y tierna habitación
Tuve mi tiempo de anhelo, sí, es cierto... pero ¿ahora? ahora no
30 nov 2009
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